jueves, 11 de diciembre de 2014

¡VAYA DECEPCIÓN!

He comenzado a hacer las recetas de pan casero del libro de Iban Yarza. El autor no tiene la culpa, por supuesto, pero yo me he llevado una gran decepción. Me han salido dos panes, de los dos panes que he hecho (o sea, el 100% del trabajo realizado), mal, pero mal-mal. 

Les he hecho unas fotos que pongo a continuación.




En el pan blanco, cuando lo cogí para ponerlo en el horno, se me chafó. Chafar, palabra muy utilizada por mi suegra, significa: Aplastar lo que está erguido o lo que es blando o frágil, como la hierba, el pelo de ciertos tejidos, las uvas, los huevos, Estropear, echar a perder.
Como se puede ver en la foto, se chafó, y no subió, y quedó duro como una piedra. Tendría que haberlo dejado desde un principio en la bandeja del horno, y no cambiarlo de sitio, porque así lo que conseguí fué que se desgasara, y por consiguiente no subiera.

El pan negro, el de centeno, tiene un sabor muy raro. Bien es verdad que parece pan alemán, pero en casa lo encontramos rarito de sabor. Además, se me olvidó poner en los moldes unos papeles para hornear, o un poquito de aceite, y esta mañana no había forma de desmoldarlos. Los moldes han quedado para tirar a la basura, y eso que los compré en "el Chino" ayer, o sea, que estaban recién estrenados.

Por todo ésto digo que: ¡ vaya decepción me he llevado !, pero no importa. Esto no se queda así. En un par de días estoy volviendo a amasar y hacer pan en casa. En cuanto se me pase la pena y el disgusto.

Un abrazo,
Muá.


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